lunes, 22 de febrero de 2010

Caminos de la educomunicación:
Utopías, confrontaciones, reconocimientos
Ismar de Oliveira Soares

En su participación en el libro Comunicación-educación, coordenadas, abordajes y travesías, Jorge Huergo, al final de su texto, considera como restricto el horizonte que recorta la interfaz entre los dos campos a conceptos como “educación para la comunicación” o “comunicación para la educación”, traduciendo, este último, un esfuerzo en el sentido de “escolarizar la comunicación” o “tecnificar la educación”.

Habría que avanzar en dirección a una determinada autonomía que posibilite instituir un campo para la palabra, una palabra que libere el flujo de las representaciones, y pronuncie un mundo que no se apoya en ninguna representación “dada”, sino que en un sueño común. Según el argumento, la posibilidad de instituir la relación comunicación-educación como un campo, se sitúa dialécticamente en la negación de la posibilidad de conformarlo como un espacio cerrado y predefinido. La cuestión central, pues, a que el texto de Huergo se refiere, es a la posibilidad de reconocer un campo específico como el de la educomunicación, que el Núcleo de Comunicación y Educación de la USP propone, toda vez que, para pensarlo, habría que asumir la radicalidad de la búsqueda por un tipo especial de libertad: la libertad de la palabra.
En el campo de la actuación profesional, la gran mayoría de los educomunicadores latinoamericanos se caracteriza por su habilidad para coordinar proyectos culturales y facilitar la acción comunicativa de otras personas.

Las experiencias de educación para los medios en el continente, fueron estudiadas en el inicio de la década por Pablo Ramos, y socializadas bajo el título Tres décadas de educomunicación en América Latina, los cambios desde el plan Deni (2001).
Experiencias recientes implementadas en Brasil, intentan llevar hacia el ámbito de la escolarización regular, procedimientos dialécticos propios del sentido dado al concepto educomunicación por el movimiento popular.

2. La utopía de la educación popular.

Seguimos hablando de educomunicación como la búsqueda sistemática de la autonomía de la palabra. Profundizando pues en el tema, vamos a la raíz de la perspectiva dialéctica de la educación para la comunicación: la propia “educación popular”.

2.1. El diálogo intra-muros.

En el texto “Prácticas educomunicativas: miradas sobre lo inacabado” de 2005, Emanuel Gall, de la Agencia Cono Sur de Argentina, caracteriza como “educomunicativa” la postura inherente a la manera como el movimiento social intento diseminar la educación popular en el continente. El proceso educativo en su finalidad política puede tener un sentido hegemónico o proponer un esfuerzo contra-hegemónico en la medida en que tienda a generar prácticas conformistas o cuestionadoras (y resistentes) respecto del orden social (cultural, pedagógico) establecido.
El primer desorden propuesto por la educación popular, en este sentido, fue reconocer el sujeto de la comunicación como un emisor colectivo. La comunicación educativa, entonces, es esa producción colectiva de conocimiento que genera nuevas herramientas (conceptuales, valorativas, técnicas, conductuales, etc.)
Fortalecida por el diálogo “intra muros”, la práctica educomunicativa inherente a la educación popular, sufre antagonismos y resistencias por parte de las maneras oficiales de concebir la comunicación y la educación. (Ibíd.)

2.2. El diálogo extra-muros.

Considerándose los efectos de la globalización, la práctica educomunicativa de la educación popular no se agota en el mundo alternativo. Son los verdaderos datos duros de los cuales se parte” (Ibíd.: En este sentido, no puede pensarse un proceso de enseñanza-aprendizaje sin considerar las perspectivas concretas de los actores involucrados. El taller tuvo como objetivos: despertar el interés por la producción literaria; estimular la libertad de expresión y la creatividad; promover el trabajo en grupo y ejercitar una práctica de lectura crítica de la comunicación. Forma también parte de las cualidades propias del educomunicador, saber manejar el diálogo con las esferas públicas y privadas, con los medios y el sistema formal de enseñanza, con el objetivo específico de ampliar las prácticas educomunicativas. Volveremos a este tópico en la parte final del artículo, presentando experiencias del Núcleo de Comunicación y Educación de la USP, en sus relaciones con el poder público y la iniciativa privada en Brasil.
Pero, antes de mirar al mundo externo, los educomunicadores son invitados a enfrentar sus propios miedos, incertidumbres y desencuentros:
Si la comunicación-educación popular (la educomunicación) se propone ampliar niveles de conciencia y enfrentar la actitud dogmática introyectada por la educación tradicional, no puede ella reducirse nunca a ser un inventario de principios y postulados generales que se interpreten y se apliquen como fórmulas (Gall, 2005: 04).

3. La utopía de la articulación colectiva para el cambio social.

En dirección al diálogo con el otro –personal o institucional–, en la misma búsqueda por la autonomía y libertad de la palabra, el concepto de educomunicación se usa para designar la búsqueda de articulaciones colectivas y dialógicas en función del uso de los procesos y herramientas de la comunicación, para garantizar el progreso y el desarrollo humano.
En consonancia con esta perspectiva, se defiende una tercera opción de práctica educomunicativa, más allá de la educación para los medios y de la educación popular: la educomunicación para el cambio social. Se trata del diálogo con el Ministerio del Medio Ambiente, en Brasilia, en tomo a su programa de educación ambiental.
Partiendo de Antonio Pasquali (1963), uno de los fundadores del pensamiento alternativo latinoamericano sobre la comunicación, se inicia, según Barranquero, una aproximación programática entre el concepto de desarrollo y el concepto de comunicación participativa, mediante prácticas que distinguen fundamentalmente la información de la comunicación, orientación consolidada por Paulo Freire una década más tarde (1967). tener experiencia en metodologías de investigación, planificación y ejecución de proyectos y conocimientos en tecnologías de la comunicación. Deberá, finalmente, promover el uso de fórmulas innovadoras de comunicación educativa, así como nuevas estrategias culturales, lenguajes, metodologías, etc., para el campo de las organizaciones y los colectivos civiles comprometidos con el desarrollo.
Herederas del esfuerzo latinoamericano por el desarrollo, un sinnúmero de organizaciones no gubernamentales constituidas en el continente en los años ochenta, han asumido la educomunicación como metodología de acción. En Brasil, un grupo de diez de estas organizaciones reconocidas par su labor local, acaban de formar una red nacional –Red Comunicación, Educación, Participación (CEP) – que se caracteriza por adoptar el concepto y por promover el advocacy de la educomunicación. En este sentido, la educomunicación se asume esencialmente como un proceso formativo continuo.
Frente a estas consideraciones, el diálogo con sistemas de medios y con sistemas educativos pasa a ser el gran desafío para quienes se interesan por obtener respuestas a la pregunta sobre el derecho de todos a los beneficios de la educomunicación como filosofía y campo de práctica social. El “otro”, en este caso, son los gobiernos y sus sistemas públicos de educación; los grupos privados y sus escuelas; los medios de comunicación educativos y los comerciales; las iglesias y sus pastorales; hasta los centros de cultura y las organizaciones no gubernamentales. Una, en la esfera del poder público (la red de educación de la ciudad de San Pablo, Brasil), otra, en la esfera de la educación privada (escuelas de la congregación de las Hijas de María Auxiliadora) y una tercera, en el espacio de las empresas de comunicación (un periódico y una emisora de televisión).

4.1 La ciudad de San Pablo define una política para la educomunicación

Un programa cultural destinado a reducir la violencia en las escuelas públicas fue contratado por la Alcaldía de la ciudad de San Pablo al Núcleo de Comunicación y Educación de la Universidad de San Pablo. Entre 2001 y 2004, educadores y alumnos de 455 escuelas han convivido, por un semestre, con prácticas educomunicativas compartidas por mediadores debidamente preparados. El programa se denomina Educomunicación por las Ondas de la Radio (Educom.rádio).
Metodologías de la educación popular como el diálogo compartido, la elección de los temas y la propuesta de la gestión democrática de las tecnologías (especialmente la radio) caracterizaron la propuesta. El entusiasmo fue de tal orden, que el poder público tomó dos iniciativas transcendentales: en primer lugar, transfirió la educomunicación del área de los proyectos especiales (combate a la violencia) al área central del currículo (gestión del conocimiento); en segundo lugar, aprobó una ley que establece la educomunicación como práctica en el municipio (ley Educom), independientemente de los cambios políticos estacionarios.

Hoy en día, en la tercera administración pública desde el inicio del programa, la educomunicación continúa como tema de debate, de formación y de ejercicio educativo. Un rico material sobre el proceso de formación está disponible para investigaciones académicas.6 Una evaluación sobre la efectiva inserción de la educomunicación en la vida de las escuelas y de sus agentes esta por ser producida. De cualquier forma, el hecho de que una red pública de educación como la de San Pablo haya decidido experimentar una convivencia con los ideales educomunicativos emanados de la educación popular, representa una experiencia significativa y paradigmática. La producción de los contenidos era responsabilidad del NCE-USP que buscaba ofrecer orientación educomunicativa en el desarrollo de contenidos escolares. El Canal desarrolla también un programa de formación en educomunicación para sus funcionarios, con la participación del NCE-USP.

En los dos casos, la estrecha colaboración entre empresas de comunicación y un núcleo de investigación de la Universidad, permitió la ampliación del diálogo público sobre el nuevo campo.

5. Perspectivas

Eliany Salvatierra Machado (2009) en su tesis doctoral, recuerda a Jorge Huergo cuando insiste en que la comunicación-educación se ubica entre la cultura y la política. Buscamos demostrar, en esta dirección, que el tema de la educomunicación no se agota en la perspectiva instrumental del uso didáctico de las tecnologías educativas y en los esfuerzos para crear y mantener programas de educación para los medios (media educación).
Llegamos, finalmente, a la utopía de la educomunicación como “gestión democrática de la comunicación” en espacios educativos, que se desarrolla a partir de la micro política de las acciones en pequeños grupos, en donde la relación yo-tú, propuesta por Buber (2007), posibilita la autenticidad del diálogo profundo y emancipador, condición para el éxito de las acciones macro-culturales, a partir del momento en el que se las reconoce como deseables en el ámbito de las políticas públicas.
En este sentido, hay siempre que recordar quienes son los actores de los procesos educomunicativos. Estos son tanto maestros y alumnos en la escuela, como el productor cultural en los centros de cultura, los comunicadores y periodistas en los medios masivos, los gestores de políticas publicas en secretarias y ministerios de educación, cultura, medio ambiente, etc.
Los hechos en evidencia no llevan, aún, a conclusiones definitivas sobre la legitimidad de la educomunicación como un nuevo campo de intervención.

6 Verificar los títulos sobre esta producción en la Bibliografía.

7 La presencia del autor de este artículo en el seminario de Caracas:

Permitió la socialización de los resultados de la investigación llevada a cabo por el NCE-USP, entre 1997-1999, sobre el emergente campo de la educomunicación en América Latina.

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